martes, 22 de septiembre de 2009

la visita en la clinica

Todo comenzó con la visita de una amiga a la clínica donde me encontraba internado, ella se quedaría como mi acompañante nocturna.
-" Hola Norbi, vine lo antes posible, que gusto poder verte aunque lamento las circunstancias." La voz de Silvia fue para mi como si me volviera el alma al cuerpo, la sentí dulce, serena y sobre todo reconfortante .Hacia días que yo había sido internado y estaba con un diagnostico terminal, mis pulmones estaban simplemente colapsando, lentamente y definitivamente me asfixiaría, días mas, días menos.
Estaba radiante, un vestido corto de seda color crema sin mangas, le permitía lucir su bronceado mediterráneo. Sus formas curvilíneas se podían entrever al límite de lo que su elegancia se lo permitía. Cuando me beso en el saludo, lo hizo junto con un delicado y largo abrazo que me estremeció, su exquisito perfume y el suave cutis me turbaron. Definitivamente una dama me había venido a visitar, si bien éramos compañeros del secundario, ella vivía en Italia desde hacia ya varios años y era toda una ejecutiva de su propia empresa en asesoria de negocios internacionales.
Bendigo el momento en que 10 años atrás me llamo para saludarme después de otros tantos años de haber terminado el colegio. Para esa altura yo ya era todo un perdedor, no me faltaba nada para ser peor, ir a verla fue un esfuerzo desesperado para encontrarme con mi antigua esperanza y ganas de vivir que en ese entonces me caracterizaban. Fui terriblemente sincero y en sus ojos pude ver que me había trasformado en un ser despreciable...Me hizo sentir que nada en esta vida me daba en derecho de haberme arruinado así, y sin saber ni como, ni de donde encontraría la fuerza, decidi cambiar como sea para bien. No tenía nada que perder. Un accidente a los 15 años marcaron para mal mi salud y mi destino, las desgracias y todo lo que conlleva, sumado los vicios y el cruel mal amigo del cigarrillo se cobrarían mi vida a pesar de todo el esfuerzo que había hecho por mejorar durante el ultimo tiempo. De todas maneras, gracias a ella, había recuperado la cordura y eso solo lo puede valorar el que alguna vez la perdió.
Ahí estaba su bello rostro frente a mí. Había venido desde el viejo mundo solo para despedirme. Yo un perfecto y moribundo don nadie, cargado solo de buenos recuerdos e infinitos sueños, estaba siendo inmensamente halagado con semejante visita. Tenia ante mi a una buena mujer a la cual le conocía su alma, tanto como ella la mía. Charlamos de varias cosas pero la presencia era lo que mas contaba .Me había tomado la mano y me miraba directamente a los ojos mientras me hablaba, con ambas manos le estreche la suya y con la mirada le implore que se acercase, así lo hizo y le dije que nunca encontraría la forma de agradecerle lo que había hecho por mi, que me había devuelto el sentido de la vida y que simplemente entendía, hice una pausa como buscando letra para decir algo mas, justo cuando iba a agregar algo, arrima sus labios y me da un delicado beso en los labios. Si bien era algo por mi deseado lo sentí impensado, ella estaba en pareja desde hacia años con alguien a quien consideraba un santo, sobre todo después de haberse divorciado de un árabe que le había roto el corazón. La abrace tímidamente y le correspondí el beso, suavemente lo fui alargando y mi brazo la atrajo aun mas.
Sentía que si pasaba la barrera de la amistad la arrastraría a un lado peligroso para ella, quería refrenarme pero se me estaba haciendo imposible. Me vio directamente y sentí que se me daría el ultimo deseo, sea cual fuese, algo así como la ultima cena antes de abandonar este mundo .La mire seriamente y ví en sus ojos temor, si bien el oscuro y sin compasión mal ya me teñía la mirada le hice saber que aun en mi estado la deseaba profundamente. Tome conciencia que ella era mi premio a conservar un afecto valioso con la sola fuerza del corazón. Lo tomaría sin más; apasionadamente nuestras lenguas se fueron entrelazando, puse mi mano en sus bellas formas y sentí como me invadía nueva vida y calor. Sus pechos se sentían poderosos y su cuerpo de mujer me había conquistado tan fuertemente como en su momento lo hizo su amistad, sinceridad e integridad. Nos incorporamos y la pasión tomo el mando por completo, le baje los breteles del vestido y este le cayo hasta la cintura ,descubrí sus pechos, amplios y generosos eran una invitación a succionarlos, apretarlos , morderlos, besarlos, y mamarlos, cosa que fui haciendo una a una. Desde el pezón hasta las axilas nada quedo sin recorrer, el sutien voló sobre su cabeza de un solo movimiento y la tersura de su piel me tenia atrapado tanto como mis manos a sus turgentes pechos, los besaba y luego tomaba distancia para admirarlos, bese su abdomen y me deje caer de rodillas arrastrando con mis manos el vestido que cayo a sus pies.
Mi lengua se poso sobre la parte mas oscura de su traslucida y mínima braga y con unos húmedos y rápidos movimientos de la misma fui buscando sus zonas mas sensibles guiado por sus excitantes gemidos.Casi colgado de sus caderas me hundía mas en su braguita que para ese entonces estaba toda mojada y casi podía adivinar todo el panorama ,mi lengua seguía haciendo de las suyas y la presión de sus manos en mi cabeza y sus caricias en mi pelo me desato un frenesí incontrolable. Le baje del todo la braga y con rápidos movimientos de sus piernas se deshizo de braguita, vestido y zapatitos de charol, luego puso su pierna sobre mi hombro dejándome una vista completa de su sexo .La presión de su pantorrilla en mi espalda me internaba aun mas en sus delicias y seguí con ímpetus desde su clítoris hasta casi su colita. La di vuelta y abrí sus nalgas maravillosas, instintivamente quiso cerrarlas pero le fue imposible, a pesar de la excitación su pudor era evidente, mis manos estaban aferradas a su cadera abriendo fuertemente con mis pulgares sus dulces carnes, mi lengua fue directa a su rosado centro y como si tuviera vida propia empezó el reconocimiento. Su tersura era virginal, se ve que se había salvado del árabe y del santo, pero estaba ahí solo para mi, algo me había guardado y yo lo sabría valorar con pasión. Seguí lamiendo y los gemidos iban en aumento.
Yo tenia una erección que me estaba matando y una pasión que me hacia hervir la sangre, de tanto restregar mi cara contra sus caderas la tenia febril, sentía mis labios como hinchados de tanta succión, su dulce colita me sabia a chocolate y parecía que me quedaría ahí para siempre. Sentí un fuerte gemido y luego se volteo y me puso de pie, tomo mi camisolín con ambas manos y rápidamente me lo saco dejándome desnudo y mostrando una fuerte erección. La atraje y bese su traspirado cuerpo como si fuera la última vez que lo haría, con su mano me acariciaba el miembro y con sus ojos me decía todo lo que me esperaba esa noche. Se arrodillo frente a mí y me beso el pene como a un amigo al que recién se lo presentan, muy lentamente su lengua se fue animando y recorriendo toda la extensión, me fue excitando cada vez más. Le tome la cabeza con ambas manos y le di a entender que ese placer era de mis favoritos, me miro y con una mirada cómplice se lo introdujo lo mas que pudo. Su boca y sus labios en plena acción era un espectáculo en si mismo, su lengua era la gloria en movimiento, su saliva hacia ver brillante a mi miembro y cada succión parecía agrandarlo un numero mas.
Aun de rodillas me soltó de su boca y apoyo sus pechos contra mis piernas, se los tome y luego de juntarlos fuertemente los penetre ayudado por su sudor fui tomando un ritmo que la hacia delirar. Mi esperma gritaba por salir, pero estaba atrapada, ansiaba llegar pero a pesar de todo seguía con un dominio que me era desconocido. Su boca succionaba mi glande, sus senos, sostenidos ahora por sus manos, me aprisionaban dulcemente. Sentía como su lengua me hacia entrar en trance, me recorrió hasta llegar a mis testículos y con alternadas succiones parecía que se me ponían de acero y con ganas de mas. Finalmente paso la lengua por mi ano y en mi pene sentí un brinco y como si me encendiera el glande .La pasión era inefable y mis ansias por su cola ya era incontenible. Nos dirigimos hacia una mesita que daba a un espejo, recostó su cuerpo sobre la misma, y tomando firmemente la mesa con sus brazos me ofreció su esplendoroso tesoro. Todo su cuerpo húmedo era una invitación a las más locas fantasías, mi pene poseído se veía como grande para ser introducido en un lugar tan estrecho, cuando se lo apoye en el ano, dio un gemido de placer y miedo. Nuestros corazones se podían escuchar de lo fuerte y acelerados que latían. Nuestras caras en el espejo eran el vivo retrato de la lujuria, los cuerpos transpirados eran un mural de lucha grecorromana. Le dije que se tranquilizara, que la deseaba, que nunca la olvidaría y la querría por siempre. Su calor era enorme y sentía que me quemaba lo que me provoco empujar firmemente y sin titubeos. Cuando entro la cabeza, dio un fuerte llanto agónico, casi con la intensidad de un grito, que me helo la sangre. Las enfermeras lo tienen que haber confundido con los que suelen dar los enfermos de cáncer de tanto en tanto y que hacen que uno suplique para que terminen. Le tape suavemente la boca con mi mano y sentí sus calientes lagrimas correr abundantes sobre la misma. Busque sus labios con los míos y con besos y pequeños mordiscos le fui acallando sus quejidos. El dolor era grande, pero yo me estaba fundiendo con la criatura que mas quería en este mundo y no lo interrumpiría por nada, a fin de cuentas era toda una mujer y su suerte estaba echada, nuevamente le susurre que la amaba desde el alma, que se quedara tranquila que el dolor pasaría. Sus lagrimas seguían corriendo pero menos. Sin tregua, lentamente y sin pausa seguía ejerciéndole presión. Sus manos agarraban la mesa con tal fuerza que parecían que nunca la soltaría .Deslice mi mano hacia su clítoris y lo acaricie. Mire mi pene y faltaba entrar casi todo, el placer que me estaba dando su colita era enorme y faltaba mucho mas, rogué en mi interior que mi amada lo pudiera compartir. La tome de los hombros y sin más reparos empuje con todas mis fuerzas.
La envare por completo y un gran gemido se escapo de su garganta. Yo me sentía bufar y el placer que me estaba dando desde sus entrañas me hacia sordo a sus quejidos. Solté el peso de mi cuerpo sobre su espalda y con mis manos tome sus aferradas manos de la mesa, se las fui acariciado y la besaba por donde podía. La entrega había sido enorme y me sentía con la devoción de aliviarla .La levante y cruzándole sus brazos sobre su pecho con los míos la abrace firmemente. Finalmente estábamos unidos estrenando sensaciones, acaricie sus pezones y su clítoris. Fui bebiendo una a una sus lágrimas y nuestros cuerpos se fueron acompasando en un ritmo cada vez mas provocador, en cada metida y sacada de mi pene le arrancaba un nuevo gemido, sus tonos componían una música erótica que nos puso en gozoso trance. El dolor pasó a ser solo un condimento de la gula sexual que estábamos experimentando.
Me sentía como el hombre viril que nunca fui, atrapado en los encantos de mujer. La presión sobre mi pene era grande debido a su estrechez y sentir sus gemidos, ahora de placer, fue la puerta que se abrió para dejarme descargar el semen que ya lo sentía como abundante veneno. Cuando llegue en su colita el tiempo se detuvo, un instante eterno me invadió, las acometidas fueron raudas y Silvia mi amor estaba al borde del paroxismo, repose su cuerpo sobre la mesa y al sentir mi miembro desentumecerse lo fui retirando. Semen y sangre se deslizaba por su entrepierna. Me senté en la cama y me quede shokeado por la intensidad de la penetración. Silvia seguía recostada en la mesa totalmente relajada casi desmayada, la vista desde donde estaba seguía siendo atractiva y mi miembro empezó a reaccionar nuevamente al igual que Silvia ,que como si hubiese despertado de un pesado sueño se fue incorporando y vino junto a mi, tenia los ojos rojos ,me miro como haciendo pucheros de nenita y me dijo "Hijo de puta, me rompiste el culo"luego me sonrió como si me hubiera gastado una broma y como suelen hacer las mujeres para variar, comenzó con un largo llanto. Nuevamente lágrimas inconsolables y yo con mi pene que no podía disimular la calentura atroz de poseerla nuevamente. Creo que lloraba por todo el tiempo que habíamos perdido de estar juntos anteriormente, por lo poco que nos restaba compartir y por lo pronto de mi partida. A esta altura ya había aprendido que detrás del llanto de las mujeres que me habían querido, venia algo siempre mucho peor para mi que para ellas…Cuando quise decirle algo para consolarla, me tapo los labios con su mano suavemente como pidiéndome tiempo para desahogarse, entre lagrimas y sollozos la puse de rodillas al pie de la cama y le ofrecí nuevamente mi pene a sus labios. A medida que me la fue mamando se fue tranquilizando, parecía que en la piel de mi miembro sentía todo lo que paso por su colita y con cada una de sus lamidas se fuera aliviando. Cuando me dejo de nuevo a punto le tome su cabeza por las mejillas y la levante, nos besamos apasionadamente y su deseo me devoraba, su deseo era ya todo para mi, no había mas nada, estaba entregado a mas no poder. Me faltaba el aire y la desesperación me ponía aun más loco. Quería hacerme parte de ella, vivir en ella, morir en ella .Le pedí que se recostara boca arriba y puse mi cabeza entre sus piernas, fui directo a su conchita y le lamí el clítoris como un verdadero endemoniado. Si tenia que perder la cabeza esta seria la mejor manera, sus gemidos de placer me abrazaban, sus entrepiernas me apretaban la cabeza y sentía arder las orejas, tenia ganas de volverme topo para llegarle hasta la matriz, no se cuanto tiempo estuve lengüeteando y comiendo su conchita pero la deje loca.
Tome sus bellas piernas desde los tobillos y arrodillándome frente a su sexo, las puse sobre mis hombros. Apreté mi verga que la tenia a mil y la introduje a fondo, podía ver su carita gozar plenamente, gotitas de sudor rodaban por sus labios, los mordía frenética, la tenia a 90 grados con sus piecitos en alto, con las manos le estrujaba los pechos, le apretaba los pezones y por sobre todas las cosas nos estábamos pegando una cogida salvaje, sentía el golpeteo de mis testículos contra sus nalgas sudorosas. No se si me había bajado la presión o me había agarrado un bajón de sexo pero mi cuerpo era agua, no me podía controlar, quería a esa hembra y la quería satisfecha, la fui cogiendo cada vez mas sin contemplaciones, gotas de sudor salpicaban de nuestros cuerpos en cada embestida. Yo estaba desatado y no sabia como podía ella estar gozando de una cogida tan dura, me pedía mas, no sabia de donde sacar mas pero lo que tenia se lo daba, sus movimientos espasmódicos me estaban adelantando que se nos venia un gran orgasmo."Te amo" le gritaba "cojeme" me decía ella, la maquina del sexo se había encendido y todos los engranajes estaban aceitados, lo realmente fuerte era la pasión que parecía que nos iba a hacer volar a los dos. De repente sentí sus manos agarrar mis testículos, con una fuerza que parecía que se estaba colgando de ellos, y ahí la maquina se hizo carne nuevamente y en ese momento el de los gemidos orgásmicos fui yo; eso fue para el orgasmo de Silvia un detonador que la envolvió en oleadas de placer animal, yo la tenia de la cintura fuertemente sujeta contra mi miembro brindándole los últimos estertores de mis testículos que habían largado todo y aun así me costaba refrenar sus impulsos .Finalmente me deje caer hacia delante, me contuvo con sus piernas y luego me recibió amorosamente como solo una mujer que ama lo puede hacer."Norbi, mi bebe…te quiero..."me decia .El cansancio se adueño de todo y abrazados tiernamente Silvia se abandonaba al sueño. Yo mas que sueño me sentía fundido y extasiado, el cansancio literalmente me comía, yo estaba conciente que estaba desapareciendo, no pude reaccionar a nada, fue abrupto y por sorpresa cuando la muerte me encontró.
Como en un sueño me halle contemplando mi cuerpo muerto sobre mi amor dormida, quería volver desesperadamente, no por mí sino por no estar separado de ella. Miraba fijamente a mi cadáver y no había forma, estaba remuerto, ni pista ni señal de cómo volver, solo el aura luminosa de Silvia parecía darme esperanza. Los minutos se me hacían eternos y yo en un dilema inconmensurable. Estaba muerto y lo más curioso es que sentía como si ya hubiese estado en esa situación anteriormente. Esa terrible sensación de que aunque haya amor uno debe partir igual ya me era conocida...A lo lejos la gran luz me atraía, como a desgano la fui viendo como mi único destino. Súbitamente Silvia en su soñar hace un movimiento que desplaza mi cadáver suavemente hacia un lado. Ahí estaba su cuerpo esplendido, su cara era la de un ángel dormido, más radiante y atractiva que nunca su brillante aura le daba luz propia. Me quede contemplando su bello vientre, su prolijo y ardiente pubis, sus amorosos senos. Largas piernas, delicados pies, de arriba abajo me parecía la imagen de la gloria. Estaba en el limbo de mi contemplación cuando una pequeña pero potente luz se avizoraba desde el interior de su vientre, inconscientemente me sentí revivir, sabia que eso era algo importante, me atraía con una fuerza descomunal y entendí, entendí que ese era mi camino y mi oportunidad de volver; desde su pronta fecundidad, renacería en ella y ella seria todo para mi y yo todo para ella. Ya no la dejaría sola nunca más y por sobre todas las cosas había encontrado la forma de devolverle ese amor incondicional que ella me había dispensado tanto tiempo atrás. Seria su Norbi, su bebe…

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