sábado, 8 de agosto de 2009

relato erotico " solo por detras"

Dayana estaba en cuatro patas sobre el colchón; tomó con fuerza el pene de Carlos y lo condujo con suavidad hacia su agujerito; Carlos por su parte comenzó a empujar muy suavemente su instrumento contra el trasero de la muchacha; Dayana cerró los ojos e hizo un gesto de dolor mientras sentía como el glande del pene de su esposo trataba de abrirse paso hacia el interior de su culito y fue en ese preciso momento que creyó no soportarlo y se retiró recostándose boca arriba sobre la cama.
Qué sucede ?- preguntó Carlos.
Nada, es solamente que no me gusta hacerlo así y ya te lo he dicho
Pero te lo meteré muy despacio y luego verás que te gusta.
No, no quiero hacerlo así y punto, además, esta cama suena mucho y los vecinos podrían oírnos y mañana tengo que levantarme bastante temprano porque tenemos que comenzar el informe de auditoria – respondió Dayana mientras abrazaba la suave almohada de su lado de la cama ocultando con cierto pudor sus senos y su sexo.
Entonces qué te parece si lo hacemos en otro lugar…vamos al motel que queda al Norte de la ciudad, me han dicho que es lujoso y muy sexi.
Nooo ! como crees, que asco !!!, esos lugares me parecen sucios y… no me gusta. Hasta mañana!
Dayana tomo las sábanas con cierto desdén, se cubrió y se volteó dando las espaldas a Carlos disponiéndose a dormir, dejando a su esposo con todas las ganas del mundo y fantaseando sobre una supuesta sacudida en el motel del norte.
A la mañana siguiente como todos los lunes Dayana usaría minifalda para ir a su trabajo, pues siendo una esposa joven y hermosa le gustaba sentirse admirada y Carlos no se oponía pues la consideraba recatada y lo suficientemente seria como para coqueterías. Luego de ducharse juntos empezaron a vestirse para ir cada uno a su trabajo, mas, el espectáculo que Dayana ofrecía a los ojos de su esposo hacía que este babeara y tomara todo el tiempo del mundo para hacer un nudo de corbata mientras la observaba. El cabello de Dayana era negro y largo, y al quitarse la toalla de la cabeza éste caía sensualmente sobre su desnuda espalda color canela; esa mañana, Dayana se colocó un hilo dental color negro con la parte delantera transparente y un fino encaje alrededor del pequeño triángulo que cubría su poblado pubis, mientras que por detrás corría desde la cintura una pequeña tira que se perdía entre las brillantes y duras nalgas de la joven esposa, revelando un hermoso y redondo trasero sin ser exageradamente voluptuoso. Para acompañar el sexi interior, Dayana usó un sostén color negro de encaje y la copa transparente revelando un par de hermosos y modestos senos coronados por dos rosados pezones como cerezas sobre dos bolas de delicioso helado. Luego de eso, la bella mujer caminó hacia su peinadora y del cajón central sacó dos argollas de fantasía que las colocó cada una en una oreja; aquellos aretes la hacían lucir juvenil y traviesa. Maquilló su rostro, delineó sensualmente sus ojos y pintó sus carnosos labios con un rosa un poco más intenso que el de su vestido.
Acaso hoy noche tenemos rumba? - Preguntó Carlos con asombro
Quien sabe? si te portas bien – respondió Dayana parpadeando coquetamente y mostrando sus hermosos ojos color negro
Sabes bien que hoy viajo y regreso mañana.
Es verdad.., bueno!, si no quieres rumba esta bien, pero lo que sucede es que hoy voy a usar el vestido rosa que me regalaste y como te habrás dado cuenta es un poco apretado y si uso uno de esos calzones mata pasiones que me regaló mi mamá, se notará su forma y se me verán feas las pompas.
Eso jamás amor!, te lo puedo asegurar - respondió Carlos con cierta comicidad
Mejor deja de verme así y ve pronto a desayunar que tenemos que irnos.
Carlos hizo caso omiso de la petición de Dayana que más bien sonó como una orden pues venía la mejor parte. Dayana tomó de uno de los cajones del aparador que ambos compartían un par de pantimedias color marrón oscuro y se dispuso a ponérselas; sentada sobre la cama levantó muy sensualmente su pierna izquierda y deslizó lentamente sobre ella la una media pues sabía que Carlos la observaba y eso la hacía sentir como la actriz de una película erótica italiana, lo mismo hizo con la otra pierna y cuando terminó se levantó y con ambas manos recorrió lentamente pierna por pierna desde el tobillo hasta donde el muslo pierde su nombre para estirar correctamente el nylon de aquellas sensuales medias. Carlos estaba con la boca abierta y solo salió de su trance cuando Dayana le dijo dulcemente:
Hey! Me ayudas? – mostrando a Carlos las sandalias color negro de tacón alto que sostenía delicadamente con sus cuidadas y suaves manos.
Claro!
Entonces Carlos se arrodilló tomó el tobillo de Dayana y colocó aquel delicado pie sobre su rodilla aprovechando para acariciarle la pierna desde la pantorrilla hasta el tobillo con el pretexto de calzarle las sandalias. Finalmente Dayana se puso encima aquel vestido color rosa de una sola pieza, bastante ceñido, sin mangas y escote redondo que le llegaba hasta el muslo delatando dos esculturales, largas y hermosas piernas.
El día transcurrió como de costumbre; es decir como todos los lunes, con problemas.
Has visto aquel monumento? - pregunto Sofia a Dayana, hablando del Auditor brasilero que se encontraba en el pasillo sacando copias de unos documentos
Si es guapísimo, aunque es un idiota grosero; te apuesto que en unos momentos viene a fastidiarme nuevamente con lo del inventario.
Las malas lenguas dicen por ahí que le gusta patear con la izquierda.
Tal vez, es demasiado guapo para ser normal, aunque si me pidiesen que lo comprobara, con gusto me prestaría para la prueba – respondió Dayana con malicia y ambas muchachas rieron con el comentario.
Aquel Auditor tenía pinta de gladiador más que de hombre de negocios. Todas las chicas de la empresa babeaban al verlo pasar tratando de descifrar el modo de congraciarse con tan malhumorado galán. Lo imaginaban en shorts, bronceado, de piel brillante y musculoso jugando voleibol en la playa de Ipanema y nunca faltaba alguna ofrecida que quisiera mostrarle la ciudad y si tenían suerte tal vez algo más. Joao era un excelente profesional y hombre terriblemente apuesto, alto, atlético, de cabello corto rizado, nariz delgada bastante normal, barbilla perfilada y para rematar ojos color esmeralda. Cada año visitaba las instalaciones de la empresa con el fin de auditar el negocio que en sí era una prestigiosa multinacional, por lo que su relación con Dayana era constante y no muy llevadera ya que cada vez que llegaba se la pasaban peleando por este anexo o por este otro y bla bla bla. A todas las otras muchachas del edificio les habría encantado estar tan cerca de él, aún cuando fuera simplemente para discutir.
Eran como las ocho de la noche, 31 de mes y cierre del período. Nadie quedaba en el edificio y Dayana estaba fastidiada con tanto papeleo en su escritorio y para colmo Joao requería de una información que no existía. El iba y venia de la oficina de Dayana en espera de respuestas y lo único que encontraba era una bella aunque malhumorada contadora.
Encontraste el anexo que te pedí ?
Ya te dije que ese documento no existe!!! - respondió Dayana con tono cansado.
La bella muchacha revisaba varios documentos sentada en su silla ejecutiva; apoyada con el codo sobre el escritorio sostenía con su mano un lápiz con el que rizaba repetidamente el cabello sobre su oreja como delatando un terrible aburrimiento, mientras tanto cruzaba la pierna y con su sensual pie jugueteaba con su sandalia balanceándola de atrás hacia delante sin percatarse que su vestido se había corrido casi indecentemente hacia arriba, revelando las más bellas y sensuales piernas que Joao había visto en su vida. Joao recorrió con su mirada toda aquella belleza, empezando por los dedos, siguiendo por el empeine, pasando a la pantorrilla y subiendo lujuriosamente por la rodilla hacia el muslo, pudiendo observar al filo del vestido el límite más oscuro de las pantimedias de la joven contadora. Dayana se dio cuenta del espectáculo que ofrecían sus piernas e inmediatamente regreso a ver a Joao con mirada acusadora a la vez que con sus manos acomodaba su vestido tratando de ocultar lo inocultable. Los minutos siguientes se tornaron bastante tensos pues entre reclamo y reclamo la discusión se tornó un tanto airada. Dayana se levantó de su silla, Joao hizo lo mismo y ambos comenzaron a atacarse frente a frente con argumentos que parecían ser contables o algo así hasta que la situación llegó a un punto demasiado candente y de pronto…Dayana se quedó muda de asombro; no tuvo poder de reacción.
- Que haces? - Dijo la muchacha con voz temblorosa tratando de empujar a Joao con sus manos
- No te pienso soltar hasta que te calmes - respondió él mientras la sujetaba fuertemente contra su cuerpo por la cintura
Ambos se quedaron sin habla mientras se miraban a los ojos y en ese preciso momento Joao le estampó un beso increíblemente apasionado. Dayana, haciendo un vago esfuerzo trataba de soltarse fingiendo repulsión por lo que estaba pasando, mientras íntimamente sabía que ese instante y esos labios la estaban desarmando por completo; Joao por el contrario la tomó con mas fuerza y la besó con más pasión hasta que la muchacha cedió a tan acaloradas caricias y se prestó a compartir aquel seductor instante introduciendo su lengua en la boca de Joao y saboreando aquel candente beso. La lengua de Joao a su vez recorrió furtivamente el interior de la boca de Dayana mientras la orillaba contra la pared y sus manos levantaban aquel corto vestido rosa acariciando esas dos esculturales piernas. La sensación del nylon sobre la suave carne de la chica lo excitaba con locura y por su parte Dayana había ya sucumbido a los encantos de aquel monumento de piel bronceada. Joao la tomó de las nalgas y la sentó sobre el escritorio junto a la pared mientras la seguía besando apasionadamente. El se quitó su chaqueta y cuando empezó a deshacerse de la corbata ambos oyeron un ruido en el pasillo. Era Sofia que había regresado por la licencia y la matrícula de su vehículo que para maldita suerte de los amantes se le habían olvidado. Al entrar, Sofia los miró un tanto extraños aunque no se percató de lo que estaba sucediendo pues cada uno se encontraba en su sitio; Sofia tomó sus papeles y se despidió con un gesto de desaprobación:
Adiós chicos… y ya no peleen mejor dejen eso para mañana!
Joao y Dayana estaban asustados y a la vez excitados. Dayana tomó su bolso y emprendió frenética huida.
Me voy. Esto nunca debió pasar – dijo la muchacha
Espera un momento - dijo Joao tomándola fuertemente por la muñeca
Suéltame - respondió Dayana mientras forcejeaba inútilmente tratando de que él la soltara.
Ven con migo… aquí no es seguro.
Joao literalmente casi arrastró a la muchacha por el edificio hasta el parqueadero, obligándola a subir en su auto.
Déjame bajar - dijo Dayana con voz firme pero actitud decaída
No te muevas – respondió Joao con más firmeza aún.
Aquel don de mando excitaba terriblemente a la joven mujer que sumisamente y aparentando desesperación y descontento se subió al auto de Joao dejando que éste la llevara donde él quisiera.. una vez en marcha, tomaron la carretera que va hacia el Norte casi al extremo de la ciudad y cuál fue la sorpresa de Dayana al ver que Joao entraba al parqueadero del tal motel que ansiosamente nombraba Carlos.
Yo no voy a entrar aquí, déjame bajar o grito!
Grita todo lo que quieras pero dentro de la habitación – dijo Joao mientras le estampaba un beso a Dayana idéntico al que se brindaron en la oficina.
Mientras Joao solicitaba una habitación, Dayana tapaba mojigatamente su rostro con un periódico que Joao tenía en la gaveta del auto. No tardaron en entrar en la habitación e inmediatamente Joao arrinconó a Dayana contra la pared y la despojó salvajemente de su vestido. Aquel cómplice lugar era atractivo y un tanto lujoso; tenía una alfombra color beige de pelo largo y bastante afelpada; en el centro de la habitación se encontraba una cama de madera de estilo contemporáneo tamaño king size y cobertor color azul marino; obviamente habían espejos en el techo además de un confortable sofá color rosa en el extremo de la habitación al pie de la cama; en el lado izquierdo de la misma, había un pequeño velador y una lámpara mediana con pantalla color rosa; al fondo, unos metros mas allá de la cama se encontraba un yacuzzi con exterior de madera y piedras de río incrustadas en el interior y el agua burbujeante llamaba al descanso, al relax o a otra cosa…
Los amantes no dejaban de acariciarse y besarse. Dayana se estaba volviendo loca mientras Joao le recorría el cuello con sus labios, besándola en la garganta y pasando de ahí a la barbilla y a la boca. Las manos mágicas de aquel hombre recorrían todo el cuerpo de aquella hermosa mujer desde su sexo hasta sus senos y no tardaron en deshacerse del incómodo indumentario de ambos que quedó tirado por el suelo. El estaba desnudo y ella apenas traía encima aquel indecente hilo dental y sus sensuales pantimedias.
Dayana estaba loca de excitación; las caricias y besos de Joao la tenían completamente atontada, la muchacha tomó el pene de aquel Dios y lo comenzó a masajear mientas sus bocas se besaban y sus lenguas batallaban sin tregua. Ella no sabía que era lo que la tenía dominada de esa forma, tal vez era la brutalidad y lo tosco del trato de Joao en comparación con el suave y tierno trato de Carlos, de todos modos ya no importaba, solo quería ser dominada y ultrajada como nunca en su vida.
Joao tomó a Dayana con fuerza por el cabello y la hizo arrodillar frente a él mientras su potente miembro enfrentaba el rostro de la muchacha.
Chupa !!! - le dijo con autoridad y voz severa.
Dayana lo miró a los ojos y sin chistar una sola palabra dirigió su mirada a tan hermoso miembro; lo tomo con delicadeza, cerró los ojos y se lo introdujo en la boca. La chica comenzó a succionar y a lamer aquel trozo de carne como si estuviera saboreando un delicioso dulce, mientras tanto, Joao la sostenía con fuerza por los cabellos y empujaba la cabeza de la chica contra su pene haciendo que éste le llenara completamente la boca, llevándola en ocasiones a tener arcadas. La cabeza de Dayana se movía acompasadamente metiendo y sacando aquel trozo de carne de su delicada boquita, expulsándolo a ratos para poder respirar. En cada pausa, Joao volvía a tomarla por el cabello y la hacía tragar aquel carnoso paquete hasta que luego de varios minutos la excitación de aquel hombre llegó a su clímax tomando a Dayana por el cabello con más fuerza e introduciendo aún más su pene en aquella boquita hasta casi sentir las amígdalas de la chica con su glande. Ella trató de empujarlo para que sacase de su boca aquella cosa que la estaba asfixiando mientras impotentemente emitía unos sonidos guturales que se podría decir que eran palabras, las cuales obviamente eran incomprensibles aunque sonaban algo parecido a – ya basta! -. Joao ya no pudo contenerse y soltó toda su descarga en el interior de la boca de la muchacha; Dayana sentía que iba a vomitar cuando sintió cómo un líquido espeso y cálido se deslizaba por su garganta sin poder soltarse pues él la seguía agarrando por el cabello. Aunque ella luchaba por apartarse, Joao no la soltó hasta que hubo tragado hasta la última gota de su leche. Finalmente, Dayana cayó hacia atrás sentada mientras con su mano derecha limpiaba sus labios. Luego de acusadoras y excitantes miradas, Dayana se levantó y tomó la irreconciliable resolución de irse.
Eres un puerco, me voy… esto nunca debió pasar – volvió a repetir Dayana mientras casi desnuda como estaba recogía sus prendas del suelo.
No te vas a ir muchacha, esto apenas empieza – le respondió Joao a la vez que la apresaba fuertemente por la cintura.
Aquel escultural hombre tomó a Dayana, la cargó, la llevó hacia la cama y la lanzó sobre el mullido colchón como si fuera un saco de arena; ella oponía una resistencia casi fingida e irrisoria; no sabía que era lo que la mantenía ahí, no se explicaba el porqué de tal sumisión; no entendía por qué aquel bruto aunque hermoso hombre con su trato brusco y mandamás la excitaba tanto, aún después de lo que acababa de hacerle. Una parte de ella quería levantarse de esa cama y salir corriendo pero la otra parte la retenía obligándola a buscar placeres inexplorados.
Joao se acercó, tomó a la temerosa y excitada muchacha por la cintura y de un solo aventón le dio un vuelco poniéndola boca abajo, la agarró por las caderas y levantó su trasero dejándola arrodillada de bruces al filo de la cama. Joao, de pie, detrás de la bella Dayana, acariciaba profesionalmente con sus dos manos aquel hermoso traserito cubierto por esas medias nylon color humo con una transparencia semibrillosa y terriblemente sensual que dejaban ver a través aquel diminuto hilo dental color negro oculto entre esas dos bellas nalgas. Acto seguido, Joao se arrodilló frente a ese bello trasero, pegó su rostro casi hundiéndolo en medio de las nalgas de la chica y ayudándose con sus dientes y sus dedos, rompió aquellas sensuales medias y rasgó la abertura hasta dejar al descubierto todo el trasero y el sexo de la bella Dayana. Joao tomó ese diminuto hilo dental y lo rompió quitándoselo por completo, dejando al descubierto el sexo y aquel hermoso agujerito entre las nalgas de la bella Dayana; comenzó entonces a lamer frenéticamente el sexo de la muchacha mientras sentía como el suyo propio recobraba fuerzas y se disponía a una nueva carga. La respiración de Dayana se tornó acelerada y jadeante mientras sentía como su excitación ocasionada por esas caricias iba en aumento casi hasta hacerle perder la noción de donde y con quién estaba. Joao por su parte no dejaba de lamer aquel redondo e hinchado clítoris mientras con sus manos acariciaba ese lindo trasero, deslizando a ratos su dedo pulgar por el ano de la muchacha. Cuando Dayana sentía que iba a perder el conocimiento de tanto placer, Joao se levantó, la tomo por la cintura y penetró la dulce y jugosa concha de la chica, haciéndola casi gritar de placer. Dayana no dejaba de jadear, la excitación del acto la estaba haciendo ver luces de colores mientras con los ojos cerrados imaginaba a aquel poderoso hombre parado detrás de ella penetrándola con irracional pasión; entonces sin razón alguna Joao sacó su miembro del sexo de Dayana, volvió a arrodillarse, separó las nalgas de la muchacha y lamió con delicadeza aquel pequeño agujerito; Dayana dio un respingo al sentir la lengua de él pasando por su culito; era algo nuevo, un tanto raro pero no dejaba de ser excitante. Luego de lamer el ano de la chica por unos instantes, Joao volvió a la carga penetrándola nuevamente, solo que esta vez acompañó el acto con otra caricia… colocó su dedo pulgar sobre el culito de la chica e introdujo firmemente su dedo, masajeando el interior del ano de Dayana mientras rítmicamente penetraba su conchita.
- Aaaaayyy, que estas haciendo - preguntó Dayana aparentando inocencia y asombro a pesar de que sabía lo que le esperaba luego de ese peculiar masaje.
- No te gusta ?
- creo que… que si – respondió Dayana sumamente excitada mientras con los ojos cerrados seguía imaginando las caricias y el masaje anal que le estaba propinando aquel hermoso y brusco semental brasilero. – Que me vas a hacer? - preguntó nuevamente Dayana con voz asustadiza e infantil?
- No te lo imaginas? – respondió Joao con ese tono extranjero que encantaba a las chicas, mientras Dayana, de bruces como estaba volteó su cabeza y miro a Joao a los ojos como clamando indulgencia.
- Dime que me vas a hacer? – preguntó nuevamente Dayana como si no supiera lo que le esperaba
- Te voy a dar duro por el culo y te va a encantar – respondió Joao con la brusquedad y la falta de tacto que le caracterizaba; aunque tal vez era eso lo que tanto atraía a Dayana de ese singular y apuesto hombre.
- Nooo por favor, esa cosa no me va a caber – Respondió Dayana con voz de niña perdida y tono de súplica, excitando aún más a su jinete.
- Te va a caber y hasta el fondo, preciosa
- Nooo, no seas bruto…me va a doler
- Si, te va a doler y vas a gritar, pero de placer – respondió Joao quien también jadeaba por la excitante lucha que ambos cuerpos llevaban a cabo.
Cuando al fin llegó el momento de probar tan ansiado culito, Joao retiró su miembro del sexo de Dayana y lo resbaló suavemente hacia arriba hasta que el glande de su abultada verga casi tapaba el agujerito de la chica. Joao tomó su pene con la mano derecha y lo frotó fuertemente de arriba hacia abajo acariciando con su glande el ano Dayana hasta detenerse lentamente y hacer centro en aquel pequeño agujerito.
Nooo, esa cosa no va a caber en mi culito, por favor nooo – Suplicaba Dayana agarrando con sus manos el cobertor de la cama y mirando inocentemente a Joao.
Relájate y no aprietes el culito y te va a encantar
Pero hazlo despacio si ?
Tu déjame y verás.
No cabía duda que de bruces como estaba, al filo de la cama, con los pies al aire, el trasero levantado y las medias nylon rotas dejando a la vista solo el trasero, Dayana era un platillo increíblemente delicioso digno de ser probado. La vista del trasero de Dayana era algo espectacular. Joao la tomo de las caderas, con sus pulgares le separo las nalgas y con su pene sobre el ano de la muchacha y comenzó a empujar suavemente.
-Aaaaayyy…aaaayyyy – dijo Dayana en tono bajo mientras asustadiza agarraba con sus manos fuertemente el cobertor color azul.
- Tranquila que aún no entra.
Joao nuevamente volvió a empujar pero esta vez con más fuerza. Aquella pequeña puerta entre las nalgas de la chica no cedía ante la arremetida de tan poderoso ariete. La entrada a aquel profundo túnel era muy pequeña y el pene de Joao hinchado y fuerte parecía doblarse mientras intentaba penetrar en aquel oscuro y apretado lugar. Joao, parado a espaldas de aquella delicada belleza, observaba con voracidad el traserito que ante el estaba, y sin perder más tiempo, la tomó con fuerza por la cintura, y comenzó a empujar nuevamente hasta ver como aquel grueso glande se deslizaba suavemente hacia el interior del culo de la chica y se perdía ahogado dentro de tan apretada cavidad. Dayana se aferró con más fuerza a las sábanas y con los ojos cerrados y la boca exageradamente abierta sentía como aquel gordo y duro trozo de carne comenzaba a abrirse paso suavemente hacia el interior de su apretado ano dilatando dolorosamente las paredes de aquel virginal agujerito.
Dayana permanecía inmóvil y jadeante en aquella impúdica posición, resignada a lo que sea y esperando el desenlace de tan sórdido taboo.
Joao admiraba extasiado el trasero de la muchacha y su pene semi incrustado en el pequeño agujerito entre las abiertas nalgas de la joven diva; la volvió a tomar por las caderas y le separo las nalgas con sus pulgares preparándose para su segunda arremetida; empujó con cierta brusquedad y aquella hinchada verga comenzó a deslizarse muy apretadamente enterrándose casi por completo en el delicioso culo de la chica; mientras un grito de dolor y de placer llenaba la habitación haciéndose escuchar en casi todo el motel.
Aaaaaaaaahhhhh …!!!– Grito Dayana a la vez que replicó en voz baja – bruto!!!-
Joao mantenía asida su presa por la cintura hasta que finalmente terminó de insertarle esa larga verga que fue a perderse enterrada en el delicioso culo de la sensual contadora. Esta vez Dayana no hizo más que cerrar los ojos y emitir un sordo y ahogado quejido mientras con sus delicadas manos aferraba las sábanas y las mordía con fuerza en expresión de dolor. Joao por su parte contemplaba terriblemente excitado aquel lujurioso espectáculo… Una bella chica con las pantimedias rotas de bruces frente a él y con toda la extensión de su gordo miembro perdido entre esas dos bronceadas y firmes nalgas, enterrado hasta los huevos en el ano de aquella deliciosa y joven contadora de cabellos largos.
Que le parece señorita contadora, pensaste que no iba a entrar verdad?- dijo Joao en tono malicioso – Te voy a dar por el culo hasta hacerte gritar de placer y toda la noche te voy a dar sólo por detrás –
Noooooo…bru..u..u..t.ooo – respondió la muchacha con voz entrecortada.
Joao comenzó a sacar lentamente aquel gordo bulto del culito de la chica, mientras ella, jadeante y resignada no hacía mas que suplicar que aquel castigo parase. El pene de Joao salió casi expulsado del ano de la chica debido a lo apretado que se encontraba en tan pequeña cavidad. El musculoso macho volvió a apuntar, colocó el glande sobre el centro de aquel anillito y con ayuda de uno de sus pulgares lo condujo hasta que su abultada verga se introdujo nuevamente hasta el fondo del culo de Dayana. Joao sentía como si sus testículos también quisiesen entrar pero esas dos bellas nalgas no se los permitían. Luego de la segunda clavada comenzó a sacar y a meter rítmicamente su durísima verga en aquel delicioso agujerito que no hacía otra cosa que brindarle una terrible satisfacción debido a la forma en que el esfínter del apretado culo de la chica estrangulaba aquella dura verga.
Cada clavada en el culo de Dayana llevaba consigo más fuerza y más fuerza; el duro pene de Joao ahora se deslizaba a su antojo, saliendo y entrando reiteradamente en aquel excitante agujerito hasta perderse por completo enterrado casi hasta los huevos. El culo de Dayana seguía oponiendo cierta resistencia aunque la muchacha ya no daba señales de disgusto. Joao ahora si se la estaba culeando de las mil maravillas; en cada nueva penetración sentía cómo sus testículos llegaban a golpear las nalgas de la chica haciéndole emitir leves y excitantes gemidos . Dayana por su parte tenía la boca abierta y los ojos cerrados mientras sentía como esa gran verga babosa y dura penetraba dolorosa y excitantemente su culito, ensanchando las paredes su esfínter y lubricando su ano hasta el fondo.
Si preciosa!!! … siiihhhh; qué apretado es tu culito –dijo Joao tomando a Dayana por las muñecas y colocándolas sobre el mismo trasero de la chica haciendo que separase las nalgas para que él pudiera apreciar de mejor forma cómo su pene se clavaba en el culo de la dulce Dayana.
Eres un puerco – respondió Dayana jadeante, mientras de bruces como se encontraba, volteó a ver a Joao con ojos furiosos; su rostro sudoroso expresaba una mezcla rara de rabia, asco y excitación.
Toma chiquita…toma!! – decía Joao mientras se la cogía por detrás.
Aaaaahhh, aaaahhhh …. eres un puerco… un asqueroso ! exclamaba la bella contadora, mientras con sus manos separaba aún mas sus nalgas para que aquel poderoso miembro ingresara a placer.
Dime que no te gusta, vamos!... dime que no te gusta que te den por el culo muchacha!
Noooohh, eres un puerco! - repetía excitadamente la sensual muchacha mientras veía fijamente a los ojos de aquel tosco desconocido.
Vamos Dayana! … dime que tu marido te hace sentir lo mismo!; estoy seguro que nunca te ha dado por el culo… vamos, responde… tu marido te ha dado por el culo así? …aaaah? – Exclamaba Joao mientras miraba fijamente a los ojos impasibles y excitados de la dulce Dayana, enterrándole su largo miembro hasta el fondo del culo con tal fuerza que las nalgas de la muchacha temblaban en cada clavada.
Nooohhh …. Aaaahhhh, me estas rompiendo el culiiitoooo… aaahhh! –
Te gusta? … responde!
Siiiiii ... siiii, me encanta! – respondió Dayana, declarando voluntariamente y al borde del clímax aquello que el musculoso brasilero le había anticipado.
Toma preciosa!, esta culeada es por tu mal genio! – le reprochaba Joao mientras con fuerza volvía a introducir su verga hasta el fondo del culo de la chica.
Ahhhhh!
Y esta es por mojigata
Aaaaaaaaahhhhh!!!... ya por favor! prometo portarme bieeen… aaahh – exclamaba Dayana dolorosamente, cómplice de la excitante regañada que le estaba propinando aquel bronceado gladiador.
Y esta es por ser tan sexi! – le reprochaba nuevamente Joao en cada culeada mientras apretaba con fuerza las nalgas de la chica dejando las marcas de sus dedos en señal de posesión.
Tal era la fuerza con que Joao perforaba el ano de Dayana, que hacía bambolear esos delicados y redondos senos, que al aire, colgaban del pecho de la excitada y bella muchacha como dos jugosas y rojas manzanas pidiendo ser mordisqueadas.
Dayana no podía dejar de mirar a los ojos de aquel bruto que la estaba sodomizando con increíble fuerza y pasión; se preguntaba por qué nunca antes le permitió a Carlos que la cogiera por detrás, y de esa forma!. No sabía si era el sexo anal lo que había despertado en ella tal lujuria o era aquel hombre tan brusco y poco delicado el que la había llevado al abismo de tan lujuriosa perdición; tal vez era él; si era él quien con su don de mando, su dominación y brusquedad había logrado despertar en ella sensaciones que no sabía que existían. Aquel hombre le inspiraba asco y rabia por lo que le estaba haciendo, pero era eso mismo lo que la excitaba salvajemente manteniéndola inmóvil y sumisa mientras él desfloraba su delicado culo. Qué iba a hacer cuándo esto termine?; no lo sabía y no le importaba, en esos momentos se encontraba completamente perdida a su suerte experimentando placeres prohibidos y que no sabía si volvería a vivirlos con otro hombre; tan sólo quería disfrutar el momento y seguir sintiendo como ese poderoso miembro entraba y salía a placer de su apretado ano brindándole sensaciones dolorosas y electrizantes a la vez.
Dayana creyó desmayarse de tanto placer, mientras curiosa y excitada deslizó dos de sus dedos por en medio de sus nalgas hasta sentir el duro tolete de carne que entraba y salía resbalosamente de su ano y asirlo como si fuera un grandioso habano. Aquel delicioso castigo parecía no tener fin; Joao hacía despliegue de potencia y vigor acelerando a ratos terriblemente sus arremetidas haciendo que las nalgas de la chica aunque fuertes, tiemblen como gelatinas por la fuerza y la velocidad con que penetraba a la dulce Dayana haciéndola gritar al ritmo de tan apasionadas sacudidas.
Luego de un largo rato de haber jugado con el culo de la chica de esa forma, el musculoso y sudoroso auditor decidió subir también a la cama para casi sentarse en el trasero de Dayana y de esa forma cabalgar a la joven y briosa potranquita. Joao tomó su pene con la mano derecha, apuntó en medio de las nalgas de la chica y se sentó sobre aquel redondo y fuerte traserito acertando perfectamente. El bulto carnoso de aquel semental se incrustó en toda su extensión perdiéndose por completo en aquel estrecho túnel de placer oculto entre esos brillantes, fuertes y carnosos montes que eran las nalgas de la dulce contadora. A ratos, Joao la tomaba por la cintura y se quedaba sentado por unos momentos sobre el levantado trasero de la chica y con su duro miembro llenando por completo el culito de la sensual trigueña.
La voracidad y lujuria de aquel dominante macho lo hacía jugar con aquel traserito como si fuese un juguete nuevo; es así que tomaba su verga y la retiraba por completo del culo de la chica, apreciando cómo el esfínter de ese apretado ano se cerraba y volvía a expandirse exageradamente cuando nuevamente incrustaba su grueso miembro hasta el fondo del oscuro agujerito.
Aaaaaaaaahhhh, - sollozaba Dayana sin poder articular palabra en cada nueva clavada.
Me encanta cogerte por detrás preciosa – Repetía Joao en cada cabalgada
Jadeante, la dulce Dayana mantenía sus ojos cerrados y la boca abierta mientras aquel jinete la cabalgaba con furia. Joao brincaba fuertemente sentado sobre aquel bello trasero haciendo que la pose de la chica comience a derrumbarse, resbalando poco a poco hasta quedar completamente tendidos boca abajo el uno encima del otro. Dayana levantaba levemente su trasero en cada embate del excitado macho; y él por su parte, con el pecho pegado a la sudorosa espalda de la muchacha aprovechaba esa unión para besarla en la nuca, explorando con su lengua y succionando a ratos el lóbulo de aquella delicada oreja, enloqueciéndola de placer mientras con sus fuertes manos la sostenía por las muñecas. Joao, con sus piernas por fuera de las de ella se impulsaba en el colchón para embestirla y golpear su vientre contra el trasero de ella haciendo temblar esas bellas nalgas cada vez que la penetraba por detrás. Dayana sentía desfallecer, era esa mezcla de dolor, placer y dominación lo que la sumía en el más terrible éxtasis haciéndola casi gritar a ratos mientras apretaba fuertemente con la planta de sus delicados pies, el trasero del macho que la montaba. Tal era la furia de las dichosas embestidas y tal era la suavidad de aquel colchón que ambos cuerpos comenzaron a rebotar sobre la cama y los jadeos de Dayana se volvieron casi gritos acompasados por cada arremetida debido al peso que soportaba en cada brinco.
Joao paró repentinamente el acto para solamente tomar a Dayana por la cintura y voltearse ambos boca arriba, quedando de esta forma el cuerpo de la chica de espaldas sobre el de él; el atlético auditor dobló sus piernas a la vez que tomó las de ella e hizo que las plantas de tan bellos pies reposen cada una sobre cada rodilla de sus musculosas piernas; debido a que en tan ágil cambio de posición el duro pene de aquel insaciable macho se salio de su apretado aposento, Joao deslizó su mano por debajo de las nalgas de la chica y volvió a tomar su instrumento, lo frotó fuertemente entre las nalgas de ella y lo empujó nuevamente hasta el fondo de tan apretado agujerito mientras que con su otro brazo la rodeó por la cintura, llevando su mano hasta el sexo de la chica y con sus dedos se dedicó a acariciarla muy sensualmente en el clítoris, ahora completamente expuesto y fácil de alcanzar en esta nueva posición. Las embestidas se tornaron en un movimiento de caderas muy sensual y rítmico; mientras el bulto carnoso de aquel macho se deslizaba resbalosamente entrando y saliendo del ano de la chica, con una de esas fuertes manos le acariciaba los pechos y con la otra daba excitantes masajes en el sexo de la chica, haciendo suaves círculos alrededor del hinchado clítoris de Dayana, la misma que volteó su cabeza para poder besar a Joao. Frenéticamente entrelazaban sus lenguas explorando mutuamente sus bocas mientras las caricias inundaban los pechos y el sexo de la chica haciendo del acto algo terriblemente salvaje, a la vez que el miembro de aquel hombre lleno de virilidad perforaba copiosamente el mojado culo de Dayana, hasta que finalmente la sensual y voluptuosa contadora ya no pudo resistir esa mezcla de ardientes sensaciones que empezaban por su sensual boca y su lengua, bajando por sus pechos hasta llegar a su sexo, donde su redondo e hinchado clítoris era acariciado a la vez que un abultado miembro inundaba su culo hasta el fondo brindando a la muchacha una avalancha de sensaciones que la estaban llevando al límite del placer haciéndola gemir y casi perder la conciencia de tanta satisfacción. Joao sintió como el vientre de la muchacha se contraía y se relajaba espasmódicamente mientras el esfínter del culito de la chica estrangulaba y aflojaba frenéticamente el pene de Joao enterrado hasta el fondo; las piernas de Dayana se estiraron como presas de un ataque y finalmente aquel delicado y hermoso cuerpo de mujer joven, se volvió flácido y relajado, rendido ante el más salvaje y excitante orgasmo de toda su vida. Joao estaba aún muy excitado pero decidió esperar a que Dayana tomara un respiro, así que sacó suavemente su duro instrumento del culo de la chica, se lo colocó entre las nalgas y ambos se tiraron de lado en la cama, rendidos de tanto placer mientras el la abrazaba por la cintura. El cuerpo de Dayana resplandecía debido al sudor que emanaba de cada uno de sus poros y al débil reflejo de la tenue luz de aquella habitación; las largas y hermosas piernas de la chica lucían aún mas esbeltas y sensuales cubiertas por la negra transparencia de sus medias nylon que las estilizaban aún mas, delineándolas de forma perfecta desde los dedos de sus pies hasta esos deliciosos y fuertes muslos terminando en aquel hermoso trasero que emergía redondo y brillante por entre la rasgadura de sus pantimedias; su cintura llamaba al pecado al igual que lo esbelto de su espalda y de sus senos ni hablar… no eran demasiado grandes pero eran redondos, suaves y firmes y cabían perfectamente en la mano de quien quisiera acariciarlos; la hermosa cabellera negra de la chica se extendía sensualmente desde la desnuda nuca hacia delante, cubriendo su rostro y cayendo como un lujurioso manto negro sobre el cobertor de la suave cama; ese era el espectáculo que Joao tenía ante sus ojos; ese era el delicioso cuerpo que había poseído a placer hasta el último de sus rincones y sin pudor alguno, olvidando convencionalismos culturales y taboos de tipo sexual; manejándolo a su antojo hasta volverlo esclavo de sus más bajos y varoniles deseos.
Eres hermosa – le dijo Joao a la muchacha luego de varios minutos al ver que ella comenzaba a recobrar el aliento.
Eres un puerco, pero también tu me encantas – respondió Dayana con un dejo de culpabilidad y consentimiento.
Entre todas las muchachas que he conocido, eres solo tú quien me ha vuelto loco de esta manera
A todas les has hecho lo mismo ? – preguntó Dayana
A que te refieres? – respondió Joao con cierta necesidad de obtener una respuesta
Quiero decir que si a todas la demás también les has metido tu cosa por detrás así como me lo hiciste a mi? – respondió Dayana con vergüenza aunque su voz delataba cierto enfado.
A la mayoría si, pero tu culito es algo de otro mundo
Es que no eres alguna vez tierno; siempre tienes que ser tan bruto? – respondió Dayana
Es verdad, lo siento; quise decir que contigo he tenido el encuentro más sensual y apasionado de toda mi vida.
No te burles, en verdad te gusto? - preguntó Dayana
Si y mucho
En la oficina eres completamente otra persona; te han dicho que eres bastante pesado – respondió Dayana mientras reía picaramente.
Ay muchacha!, tú con tus desplantes a veces me enfureces pero al ver como caminas, como te vistes con esas faldas tan cortas, como te sientas y cruzas esas dos bellas piernas, como recorres tu mano sobre tu muslo, me encantas; aaaahhhh! y esas medias nylon que siempre usas son terriblemente sensuales… el otro lunes pude apreciar casi imperceptiblemente un fino encaje negro muy arriba de tu muslo cuando te sentaste y ese corta faldita negra que traías puesta se subió más de la cuenta; entonces anda, vamos, dime que lo que vi no eran unas medias nylon de encaje.
Eres un fetichista! – respondió Dayana con cierto asombro y voz traviesa.
Si, es verdad lo soy, pero que puedo hacer si tu con tu lencería lujuriosa te vas exhibiendo por toda la empresa?.
Cuando te irás? – preguntó Dayana cambiando abruptamente de tema.
No estoy seguro, pero creo que este viernes.
Volverás el próximo año? –
Si no he cambiado de firma auditora con seguridad regresaré
Ya no te veré
Claro que me verás
No!, estoy afirmando que yo no te volveré a ver, si tu regresas seré yo quien ya no estará – respondió Dayana con una seguridad que era usual en ella.
Pero…
Calla y no digas nada, tan sólo déjame ser tuya mientras estemos juntos.
Un breve silencio invadió la habitación mientras Dayana observaba insinuantemente a su amante.
Dime… te gustó? – preguntó Joao con voz confiada
No debería decirlo, pero sí, me gustó, me gustó mucho aunque al principio me dolió. – respondió Dayana como acusando a Joao.
Dime… qué fue lo que más te gustó? – preguntó Joao mientras sentía como la sangre volvía a correr aceleradamente por su cuerpo.
No estoy segura si fue porque entró tan apretadamente o porque me lo metías hasta el fondo – respondió Dayana con voz lujuriosa e insinuante mientras su boca abierta y muy pegada a la de su amante pedía casi a gritos que la besen.
Luego de disipadores instantes de romance y descanso, Joao se levantó de la cama y se dirigió hacia el suave sofá color rosa, sentándose y recostando su espalda muy cómodamente. Desde donde se encontraba admiraba a la bella Dayana y sus largas piernas mientras frotaba su pene lentamente imaginando quien sabe que de la sexi contadora.
Ven acá – Le dijo Joao a Dayana, en tono casi militar, haciendo que la obediente muchacha se levantara también de la gigantesca cama y se dirigiera hacia donde él estaba.
Que quieres? – respondió Dayana con esa vocecita dulce e inocente que inspiraba ternura y deseo al mismo tiempo, mientras observaba atenta como el hermoso instrumento de su amante comenzaba a hincharse poco a poco nuevamente.
Quiero que te sientes aquí – respondió Joao señalando con la mirada su gordo y aún semirígido miembro.
Dayana se acercó a Joao de frente y lentamente se arrodillo sobre el sofá montando a su brioso amante con las piernas por fuera de las de él. Mientras se miraban a los ojos, la ya experta muchacha tomo la iniciativa y con su mano derecha agarró el largo y gordo instrumento de su pareja y se lo colocó entre las nalgas, dirigiéndolo directamente hacia su apretado agujerito y con un muy suave movimiento de caderas comenzó a introducírselo lentamente. Una vez encaminado aquel goloso miembro, ella colocó sus manos sobre los hombros de Joao y con suaves movimientos de cadera hizo que su delicado culo comenzara a engullir el varonil bulto, el mismo que se doblaba y parecía romperse por el peso de de tan delicioso trasero, mientras poco a poco se enterraba en la pequeña cavidad entre las nalgas de la dulce Dayana. Una vez que el trasero de la chica se hubo tragado por completo la ya dura verga de Joao, éste la tomó por la cintura abrazándola fuertemente mientras la excitada contadora realizaba todo el trabajo moviendo sexualmente su trasero de atrás hacia delante haciendo que el miembro de Joao entre y salga copiosamente de su ano frotándolo a placer. Luego de un largo rato de tan deliciosa cabalgata por parte de la muchacha, Joao la tumbó hacia un lado sobre el suave sofá y la colocó boca arriba sosteniendo con sus fuertes hombros aquellas dos esbeltas y hermosas piernas y sin empacharse por un momento de tan saboreado manjar, volvió a clavársela por detrás a la vez que la muchacha gritaba por tan súbita encajada. La sacudía con fuerza mientras la penetraba a la vez que agarraba los delicados tobillos de Dayana uno con cada mano sosteniendo así elevadas las piernas de la dulce chica. Cansado ya de tan fuertes empujones, y sin sacar su dura verga del culo de la diva, tomó las piernas de Dayana y las deslizo suavemente hacia un lado haciéndola girar hasta quedar recostada de lado con las piernas dobladas apoyadas sobre el sofá y con el trasero sobresaliendo del borde del cojín; esta pose excitó terriblemente a la muchacha debido talvez a la sensación que el duro pene de Joao le proporcionaba a su culito ya que parecía introducirse aún más. La fuerza con que el ardiente macho poseía a la joven hembra por el culo la hacía gritar y gemir de placer a la vez que él mismo ya casi no podía contenerse.
Dios, esto es maravilloso ! – exclamaba Joao en el apogeo de su sensación mientras hacía temblar el hermoso trasero de la joven con cada penetrada.
Aaaaaaahhhhhhhhh! que riiiiico- exclamaba por su parte la sexi Dayana, mientras sentía su apretado culito más y más mojado cada vez.
Te voy a terminar en el culo preciosa –
Siii papito haz lo que quieras con mi culitooo – Respondía Dayana apretando los dientes en una mueca mezcla de dolor y de placer.
Dayana no hubo terminado de decir eso cuando sintió como una llamarada el líquido vital de su amante inundando el interior de su ano. Joao por su parte comenzó a detener sus furiosas arremetidas y suavemente deslizó su gordo miembro fuera del culo de Dayana para observar como el viscoso y espeso licor de color blanco se chorreaba fuera del ano de su amada. Joao tomó su pene duro aún y con el glande empujó el semen que corría entre las nalgas de Dayana arrinconándolo nuevamente sobre el esfínter de ese dulce trasero y de un empujón le volvió a introducir la verga empujando a la vez el escurridizo líquido hacia el interior del culo de la chica. Joao mantuvo escondido ahí su duro miembro por un buen rato hasta sentir como éste perdía volumen y suavemente se deslizaba hacia fuera del culo de la chica por propia voluntad.
A la mañana siguiente Dayana despertó en la cama de su habitación queriendo creer que todo lo sucedido fue tan solo un sueño, pero sea lo que sea estaba a decidida a recordarlo para siempre y mantenerlo como el mas bello y excitante de sus secretos; cada caricia, cada beso, cada lujurioso e incontable acto que hizo con su amante la habían marcado para siempre. Pensaba diferente, sentía diferente y sabía que lo que había experimentado la noche anterior jamás lo volvería a repetir. Dayana empezaba a desperezarse golosamente cuando sonó el teléfono…
Hola? – Preguntó Dayana con voz tierna y un poco cansada.
Hola amor como estas? - Preguntó Carlos amorosamente
Bien amor, muy bien y tú?
Todo bien por acá, espero regresar en la noche, pero dime… tuviste mucho trabajo?, te llamé avanzada la noche y no contestabas.
Ni te imaginas amor, tuve una noche terriblemente apretada! Contestó Dayana con cierto sarcasmo mientras cerraba los ojos y recordaba placeres prohibidos.
Ya veo, por lo visto tuviste mucho trabajo.
Si amor. Ven rápido que muero de ganas por verte y además… quiero que me des un rico masaje y que me hagas algo que te encantará…
Vamos, dime que es? no aguanto la ansiedad.
Ven pronto amooooor, chaiiitoooo.

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